Corrían las 7:30 am, y los nervios de nuevo en mi cuerpo, volvía
a visitar ese barrio tan sevillano y conocido mundialmente: Triana, para
realizar un taller en “Cómete el Mar”, e introduciendo algunas tapas nuevas,
todas ellas elaboradas con los productazos en conserva que nos ofrecen allí.
Llegamos, mi encantadora novia, Gloria y yo, a eso de las
09:00 de la mañana para realizar los preparativos de la jornada que nos
esperaba. Allí nos recibieron Santi e
Isabel, tan atentos como siempre.
Ya a las 12:00 comenzaron a llegar los asistentes. Como
siempre gente que te conoce, gente que no, pero yo como si nada, saludando a
todos y encantado de hablar y entablar conversaciones con todos los allí
presentes. He de decir que la simpatía de los mismos y las ganas de probar
nuevos sabores hicieron que el día fuera muy ameno.
Corrían las 12:30 cuando comenzamos a elaborar el menú.
Algunas tapas ya famosas en mí, como el salmorejo de Zanahoria, esta vez con
unos corazones de alcachofas. La gente de nuevo no se explicaba que el sabor
fuera tan parecido al salmorejo de toda la vida, y ya se inició el debate,
aunque todos vieron que no añadí ni una pizca de tomate. ‘’El Antonio’’ no
engaña. Todos bastante contentos y yo contentísimo.
Luego venía el plato, a mi parecer, más arriesgado, el
“Verdhummus”. Tan famoso en Masterchef (en lo que a mí respecta), por su
combinación. Yo lo considero una reinterpretación de los “Garbanzos con
Bacalao”, que junto a una mermelada de calabaza daban nombre al plato. Según
los invitados, al final del mediodía, fue el que más gustó.
Pasamos entonces a algo más tradicional. Se trataba de las
“Migas del Mar con ali oli de Muerte”, que fue elaborado por nuestro amigo
Víctor, único género masculino allí presente. Nunca había hecho un ali oli, y
fue el encargado de deleitarnos con uno, a todos les encantó, le salió a la
primera.
Tras las migas, pasamos a las texturas. Mi “Pulpo a la Gallega” sirvió para
enseñar al personal la técnica del sifón, fácil, pero que muchos no han probado
nunca. Una buena manera de descubrir esa textura tan suave que deja el sifón en
una parmentier.
Finalmente, me decidí por una “Roca de Merluza y Gulas junto
a su verdina”. Aquí tomó un papel muy importante mi gran pinche, Pilar. Me
costó un buen rato aprenderme su nombre, pero hizo un empanado perfecto, y le
añadimos el ali oli que nos sobró de Víctor, fue un final de evento espectacular.
Todos se fueron
satisfechos, y yo de nuevo feliz, me desearon mucha suerte en mi aventura y yo,
como siempre, súper agradecido a cada uno de ellos.
Simplemente dar las gracias a todos y de nuevo a Santi e
Isabel, que siguen contando conmigo para promocionar su tiendecita e impartir
talleres con los productos que allí ofrecen. Un sitio súper recomendable, del
cual nunca quiero estar desvinculado.
Gracias de corazón.
Antonio el del Huerto
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