miércoles, 3 de febrero de 2016

La olla a Presión como Arma de Castro para controlar la Economía

Hace ya algunos meses, tuve la gran oportunidad de visitar a mis amigos de “Toda una Amalgama”, programa de NEO FM para contar mi paso por Masterchef y ya de paso contar una curiosidad gastronómica. Pues bien, una de las que más me llamó la atención fue la ocurrida allá en 2005, cuando Fidel Castro tomó la olla a presión como nueva arma para volver a controlar la economía. Vamos, que un poquito más y Rajoy, con esto de que la cocina está de moda nos regala un par de Thermomix por familia y ¡ala! crisis fuera.
 
No perdáis ojo, pues merece la pena leerla.
LA HABANA 2005. Las ollas a presión se han convertido en las armas de la batalla más reciente de Fidel Castro para recuperar el control sobre la economía del país, al tiempo que hace felices a las amas de casa cubanas. Formulado durante un discurso de cinco horas y media insólitamente optimista, transmitido la noche del martes por la televisión estatal, el anuncio de Castro de que se distribuirían cada mes 100.000 ollas a presión recalcó la continuada marcha de la isla hacia un mayor centralismo político y económico.

La distribución de las ollas «acaba con la cocina rústica», dijo Castro a la dirección de la Federación de Mujeres Cubanas, al anunciar el reemplazo de las ollas de fabricación doméstica distribuida por artesanos privados. Las ollas «industriales utilizan la mitad de energía», agregó en el acto celebrado con motivo del Día Internacional de la Mujer. «Hay que instruir a la población acerca de la forma en que debe usarse una olla a presión para ahorrar y ayudar a la economía del país», dijo Fidel Castro antes de explicar que lo mejor para los fríjoles es ponerlos la noche anterior en remojo para reducir el tiempo de cocción.


De tener éxito, el programa distribuirá millones de ollas a presión y con ello eliminará la industria privada -popular y en muchos casos legal- que usa moldes para construir ollas a presión de aluminio. Pero las ollas a presión importadas se venden por unos 25 dólares -más de lo que el cubano promedio gana en un mes- mientras que las de fabricación doméstica cuestan alrededor de 5,50 dólares. A precios subvencionados, las ollas distribuidas por el Gobierno se venderán a aproximadamente el mismo precio de las fabricadas por los artesanos privados, y podrán pagarse a plazo
.”
¿Qué os parece? ¿Curioso verdad?
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